
Alimentación Complementaria
El primer año de vida es de vital importancia para el bebé, ya que esta etapa se caracteriza por un crecimiento y desarrollo físico y social rápidos, durante los cuales ocurren muchos cambios que afectan la alimentación y nutrición. Por lo que se hace necesario asegurarle una alimentación suficiente y adecuada, con el objetivo de satisfacer sus necesidades nutricionales, para prevenir deficiencias nutricionales que afecten su crecimiento y desarrollo, así como crear hábitos alimentarios saludables. Durante esta etapa puede haber desconocimiento por parte de los encargados del cuidado del bebé de cómo debe ser la forma correcta de la introducción de alimentos (ablactación), y se incurre muchas veces en errores que pueden causarle desde deficiencias nutricionales que interfieren en su desarrollo y crecimiento, hasta problemas de alergias, intolerancias, diarreas, entre otros.
Consiste en dar al lactante a partir de los 6 meses de edad otros alimentos y líquidos diferentes a la leche materna, pero complementarios a ésta. Es decir, que se mantiene la lactancia materna pero se inicia la introducción de otros alimentos y líquidos. Estos por sí mismos no constituyen una dieta completa, pero deben ser nutritivos y deben ser administrados en cantidades adecuadas para que el niño continúe su crecimiento. Durante el período de alimentación complementaria, el lactante se acostumbra a comer los alimentos de la familia, mientras la lactancia materna continúa siendo una fuente importante de nutrientes y factores de protección hasta que el niño tenga, al menos, dos años de edad.
Los principios básicos para desarrollar una alimentación complementaria exitosa son:
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Practicar la lactancia materna exclusiva desde el nacimiento hasta los 6 meses de edad.
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Iniciar a los 6 meses de edad la introducción de alimentos en cantidades pequeñas.
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Continuar la lactancia materna mientras se inicia la alimentación complementaria.
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Aumentar la consistencia y la variedad de los alimentos gradualmente conforme crece el lactante, adaptándose a sus habilidades.
5. Aumentar gradualmente el número de tiempos de comida del lactante:
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Al iniciar la alimentación complementaria se debe incluir un alimento nuevo a la vez, y dar ese mismo alimento por tres días, y continuar así con cada alimento nuevo, con el fin de que se pueda identificar si algún alimento le causó malestar al niño o la niña.
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El aumento progresivo de los tiempos de comida desplazará la lactancia materna gradualmente.
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A continuación se indica cómo deben introducirse los alimentos durante el primer año:
6. Practicar la alimentación perceptiva: cómo, dónde, cuándo y quién alimenta:
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Alimentar despacio y pacientemente, animar al lactante a comer sin obligarlo.
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Experimentar con diversas combinaciones, sabores, texturas y métodos.
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Usar utensilios apropiados para el tamaño de la boca del lactante.
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Reducir las distracciones durante la comida para evitar desinterés en los alimentos.
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Ejercer buenas prácticas de higiene y manejo de los alimentos:
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Preferir el uso de tazas o vasitos para dar los líquidos evitando el uso de mamones.
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Que los utensilios de alimentación sean de uso exclusivo del lactante.
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Lavar exhaustivamente los utensilios de alimentación del lactante.
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Lavar las manos del lactante antes de ofrecer los alimentos.
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Almacenar los alimentos del lactante en refrigeración, si no pueden refrigerarse deberán ser consumidos durante las 2 horas después de haber sido preparados.
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Usar agua y alimentos seguros (que eviten que el niño se enferme) y en buen estado de conservación.
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Aumentar la ingesta de líquidos durante las enfermedades, incluyendo leche materna y después aumentar el consumo de alimentos. (INCAP, 2011)
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Referencia: INCAP. (2011). Alimentación complementaria. Guatemala.

